Medir versos
Asomaba a sus ojos una lágrima 
y a mi labio una frase de perdón 
¡Oh, terremoto mental! 
Yo sentí un día en mi cráneo 
como el caer subitáneo 
de una Babel de cristal 
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Me gustas
cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
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Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín:
bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
